Se remonta a la Edad antigua
con las culturas indias, china, egipcia, y hebrea. Donde en el primer milenio
a.C. se desarrollan las diferentes “paideias” griegas. Los romanos también
asimilan el “helenismo” en el terreno docente, en espacial a Cicerón quien fue
el primer impulsor de la llamada “humanitas” romana.
Las élites gobernantes
recibían una educación integral, que incluía gimnasia, filosofía, guerra y
además, exclusivo de esta clase social, educación sobre las artes políticas.
Los hombres libres también tenían acceso a una educación, garantizada por el
Estado, está abarcaba gimnasia, música, gramática y dibujo.
En sí, desde el inicio la
educación ha sido un proceso de socialización y enculturación de
las personas, a través del cual se desarrollan capacidades físicas e
intelectuales, habilidades, destrezas, técnicas de estudio y formas de
comportamiento ordenadas con un fin social.
Hoy en día hay tres tipos de
educación:
- La educación formal: hace referencia a
los ámbitos de las escuelas, institutos, universidades, módulos donde se
reconoce la participación por medio de certificados de estudios.
- La educación no formal: se refiere a los
cursos, academias, e instituciones, que no se rigen por un
particular plan de estudios, estos tienen la
intención de educar pero no se reconoce por medio de certificados.
- La educación informal: es aquella que
fundamentalmente se recibe en los ámbitos sociales, pues es la educación
que se adquiere progresivamente a lo largo de toda la vida, se da sin
ninguna intención educativa.
Algunas tendencias de la
educación hoy en día puede ser: La inteligencia artificial, gamificación,
realidad virtual o hasta micro aprendizaje.
En fin, los sistemas de
evaluación de muchos de nuestros centros educativos premian a los alumnos que
son capaces de recitar lo que el docente les ha enseñado, cuando lo que debería
premiarse es la capacidad de aprender de manera autónoma, la capacidad de
producir el propio aprendizaje. Así nuestras escuelas son lugares donde se va a
aprobar y no a aprender. Todo esto se ve agravado por la importancia y el valor
que se le otorga a las pruebas estandarizadas tipo PISA, que lleva a plantear
la mejora de los resultados en esas pruebas como el principal objetivo de las
políticas educativas.
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